Friday, May 6, 2016

6) Woofing Taumarunui + Rotorua y Taupo

Woofing Taumarunui + Rotorua y Taupo

WOOFING en Taumarunui

Finalmente llegamos a este nuevo woofing. Era un campo de 1000 hectáreas con 4000 ovejas y unas 150 vacas. Para llegar al lugar tenías que manejar 25 min por un camino de balastro entre cerros y quedaba a 50 min de cualquier pueblito cercano, claramente un lugar que no hubiéramos conocido si no era por este woofing.
Cuando llegamos, teniendo en cuenta la magnitud del campo esperábamos encontrarnos con estancieros pasados sus 50, pero en vez de eso, la gente con la que habíamos intercambiado los mails para coordinar la ida para ahí era una pareja joven de la misma edad que nosotros, Tim y Monique. Ella embarazada, rubia casi como platinado muy macanuda, y él un flaco medio tímido y serio pero que después cuando se fue soltando también mostró ser buena gente.
Nos mostraron donde nos tocaba hospedarnos y era una casa separada con 4 cuartos, baño cocina, living, todo para nosotros. Bien casa de campo, media antigua y descuidada pero estaba muy bien. En ese campo las tareas consistieron en cortar leña con motosierra y hacha que lo hicimos juntos con la enana y la verdad que la soportó increíblemente bien, a pesar del peso de la motosierra y lo duro que era el trabajo. Después yo tuve que pasar herbicida en las malezas y a la enana le tocó limpiar ventanas y ayudar cocinando para una cena que tuvimos bastante grandecita con unos productores que justo cayeron mientras estábamos a filmar tomas para un programa  que hay acá en NZ  que se encarga de retratar como viven las familias Neozelandesas en los campos y también muestra datos y consejos técnicos para los granjeros.




El trabajo pasando el herbicida fue el más difícil que tuve que hacer hasta ahora, los cerros y montañas de Nueva Zelanda son espectaculares pero  no para tener que recorrerlos de arriba abajo con una mochila de 15 litros de herbicida en la espalda. 3 horas de trabajo no parecen nada si lo decís así, pero 3 horas de eso era mortal. Los cerros son súper empinados, había momento que usabas las dos manos como casi escalando la pared y el pasto en general esta húmedo por lo que comúnmente me caía pero nunca paso a mas nada mas allá de algún golpe. Incluso en una de las pasadas me acompañó uno de los perros que había en el campo y hasta el perro quedó liquidado. Y lo sacrificado de este trabajo fue lo que me llevo a la siguiente anécdota.

Para transportarnos por el campo podíamos hacer libre uso de los cuatriciclo que tenían ahí, y en el tercer día de trabajo ya me habían encomendado mi tarea, ir hasta determinado cerro cerca de la casa en el cuatricilclo y rociarlo. Cuando hicimos este trabajo la primera vez con Tim, el iba en un cuatriciclo que tenía un tanque con herbicida y una manguera de unos cuantos metros y yo iba con la mochila subiendo y bajando el cerro, cuando él veía que yo ya me estaba por insolar, el agarraba la mochila, hacia 15 minutos y nos íbamos. Entonces como esta vez me habían mandado solo pensaba hacer lo mismo, entrar con el cuatriciclo al cerro, y usarlo para recorrerlo y bajarme con la mochila solo en los lugares que precisara caminar, entonces fui con el cuatriciclo hasta donde estaba este potrero que era la ladera de un cerro y empecé a buscar la portera para entrar, vi solo una portera pero para llegar a ella tenía que hacer un camino demasiado empinado, que lo empecé a hacer y me pareció que era medio peligroso de que el cuatriciclo volcara, así que di la vuelta y busque por otro lado. 


Por ahí vi que  al lado del alambrado que partía en nuestra casa y terminaba en la portera quedaban unos 2-3 metros de terreno bastante llano que me daba bien para ir con el cuatriciclo por el costado hasta la portera. Cuando estaba por la mitad del camino siento que alguien me grita en ingles (el texto a continuación fue traducido por la real academia Uruguaya por lo que es una traducción oficial):
“Para! Para! Y por favor Para!” la madre de Tim desesperada agarrándose la cabeza y con la cara colorada y la vena del cuello saltada por los gritos.
“Estas mal de la cabeza! Qué carajo te pasa!? No te das cuenta el riesgo que estas corriendo ¿! No puedo creer, no puedo creer! SI vos tenes un accidente en ese cuatriciclo podríamos perder el campo, etc.” La mujer estaba totalmente desquiciada. Volví a sentir que tenía 10 años y me había mandado alguna de las clásicas cagadas de niño. Le intente explicar que estaba intentando hacerlo de la misma manera que lo había hecho el día anterior con su hijo, pero me contestó:
“No me importa un carajo como lo hace mi hijo, vos no podes salir de la ruta principal con el cuatriciclo, menos subirte a la ladera con él” y un par de cosas más que no vale la pena repetir. A esta altura yo ya estaba medio cansado de que la mujer me estuviera gritando cuando yo solo estaba intentando trabajar para ella copiando lo que habíamos hecho con su hijo, por lo que en la mitad del descargo de la mujer le dije con mis 12 años de cursos de ingles: “OK” y me di media vuelta y volví con el cuatriciclo para después ir caminando.
Obviamente que mi relación con la doña después de eso ya no fue la misma, menos cuando corté a almorzar después de haber trabajado un par de horas, ella salió a dar una vuelta y cuando volvió me dijo: “Seguís acá? Imaginaba que hacía rato que ya ibas a estar trabajando”
La enana intentaba calmarme y decirme que no diera importancia pero la verdad que estando de viaje con la mente pensando en disfrutar, trabajando en un lugar totalmente por voluntad propia y a cambio únicamente de casa y comida no estaba como para que me estuvieran presionando por trabajo, a lo que cuando volví le dije a la enana: “listo, ya hice suficientes horas por hoy no voy a laburar mas, si queres te ayudo a terminar de lavar las ventanas” que era lo que le había tocado hacer a ella. Cuando la veterana me vio lavando las ventanas con Fran me dice: “que haces ahí? Yo no te pedí que lavaras las ventanas, tendrías que estar echando herbicida” Y ahí me superó, le dije que no pensaba laburar mas por el día de hoy, que estaba ayudando a Fran a terminar para que quedáramos los dos libres, porque se suponía que eran 3 horas por día y ya íbamos más que eso.
Discutimos un poco, ella diciéndome que como que íbamos a parar de trabajar si ellos no paraban en todo el día y demás y al final me dice: “bueno sabes qué? Me parece que mañana se deberían ir… no me siento cómoda con gente acá que no quiere trabajar y además yo no voy a estar mañana acá y no quiero que te quedes en mi casa sin hacer nada”
Ahí pensé por 2 segundos, y si nos íbamos en realidad no teníamos donde quedar, teníamos que salir a buscar un camping en Taumarunui que tiene la misma infraestructura que Guichón y puse la reversa. Le dije, que no me malinterpretara que no era que no quería laburar sino que ya había trabajado bastante y que quería disfrutar de su preciosa casa y campo pero que si precisaba que trabajara un poco mas lo hacía… y ahí fui cabeza gacha a rociar mas herbicida… que obviamente con la calentura que tenia camine e hice bien 10 metros y después lo vacié en una zanja y quedé esperando un rato jugando con el celular a que pasara el tiempo suficiente para justificar gastar una mochila mas de herbicida.
Así fue mi relación con esta mujer en los pocos días que nos quedamos en Taumarunui, no hubieron más roces porque tampoco ella me mando más trabajo, sino que lo hacía el hijo y además tuvimos la suerte que el último fin de semana ella no estuvo.



El lugar era espectacular, grabamos un par de videos en los cuatriciclos tanto de noche como de día, teníamos el río Whanganui a poco mas de 2- 3 km y unas cascadas muy buenas, las Ohura falls, producto de otro río, el Ohura River a 5 minutos caminando desde la casa, y ahí fue la hasta ahora anécdota estrella de nuestro viaje hasta ese momento.
Una tarde después del laburo decidimos ir caminando hasta las cataratas, cuando llegamos a la entrada vimos un cartel que decía, peligro cerrado por reparaciones. Pero a lo yorugua, ignoramos el cartel y empezamos a hacer el camino. Llegamos a las cataratas y la verdad quedamos asombrados. Son unas cataratas muy caudalosas con una caída de unos 5-10 metros y un ancho de capaz unos 25-30m. Estuvimos mirándola desde la plataforma que había como mirador pero se notaba que estaba descuidado porque los arboles habían crecido y tapaban gran parte de la vista. Después salimos de la plataforma y en otro camino a pocos metros de ahí nos encontramos con una mini cascada que corría de una forma muy particular y prolija por decirlo de alguna manera, como las cascadas artificiales que se venden en las ferias donde el chorro está perfectamente definido y hace un recorrido medio particular… esto era igual, pero totalmente natural. Seguimos un camino paralelo al de esa mini cascada que terminaba en un barranco y debajo de la pared  del barranco había 2 piscinas naturales formadas en la piedra a orillas del río Ohura. Empezamos a pensar que capaz la gente bajaba por la pared y se bañaba en las piscinas pero miramos por todas partes y no veíamos como bajar porque la pared tenía unos 3 metros de altura, que terminaba en las piscinas y las piscinas a su vez estaban otros 4-5 metros por arriba del nivel del rio y al costado de la cascada. Básicamente si bajábamos por la pared pero no lográbamos aterrizar bien en las piscinas o nos resbalábamos, caíamos al río y a la cascada donde era solo piedras y agua de una profundidad que no se sabía cual porque la espuma de la cascada tapaba la superficie del río en esa parte.


Sentado sobre el borde de la pared empecé a tantear las ramas que había a mí alrededor a ver si alguna era lo suficientemente firme como para bajar, pero no encontraba ninguna con demasiado soporte, entonces la miré a la enana y le dije: “No da no?” y su respuesta fue  “No”.
Entonces quedé sentado ahí mirando, pero me ganó la intriga, vi que sobre la izquierda había una rama más grande y me incliné para agarrarla y me empecé a resbalar. Logré agarrar esa rama pero estaba suelta, y al afirmarme en ella me resbale mas, y quise agarrar la raíz que tenía al lado y se arrancó con facilidad y cuando quise acordar estaba completamente acostado boca arriba sobre la pared, pies colgando sostenido con la mano derecha de un único tallo no más grueso que el dedo de una mano y totalmente imposibilitado de volver a subir porque si hacía demasiada fuerza sobre el tallo que me sostenía lo iba a terminar arrancando y me iba a caer. Cuando me di cuenta de eso le dije a la enana: “Ayudame”
Ella me miraba unos 2 metros más arriba y sonreía, divertida con mi situación y como llegué ahí y me dice: “como queres que te ayude?”
Miro para abajo y si miraba hacia mi pie derecho apuntaba hacia la caída de 4-5 metros a las piedras y al agua, si miraba para mi pie izquierdo apuntaba hacia las piscinas, me imaginé cayéndome al agua, quebrándome alguna pierna por la pelotudez de simplemente querer bajar a las piscinas y tener una mejor vista de la cascada, y ahí me asusté. La miro y le digo: “si no me ayudas me caigo al agua, no puedo subir”.
Según su versión recién ahí vio mi cara de pánico y se dio cuenta que estaba preocupado en serio y me dice: “bueno tranquilízate, como queres que te ayude? Movete para la izquierda”
‘Movete para la izquierda’ – la calentura que me generó esa frase en ese momento es difícil de contar, como si yo no me quisiera mover a la izquierda!! Pero estaba colgando de una ramita que en cualquier momento se partía y más si yo me empezaba a mover.
Entonces le dije la frase que obviamente hasta ahora es motivo de risa: “alcanzame una rama larga!” En su momento fue lo único que se me ocurrió, pero la verdad que si lo pensas en frio es complicado conseguir una rama de 3 metros, suficientemente gruesa pero que la enana la pueda cargar hasta ahí y que encima después la pueda sostener a la rama mas mis 90 kg para que yo escale de vuelta, pero ta… con el diario del lunes todos somos pelé, en el momento fue lo que me salió.
La enana atinó a mirar para los costados pero no vio nada con lo que me pudiera ayudar, y volvió a insistir: “movete para la izquierda!”
Ya viendo que mi rama larga no iba a llegar y que la mano que se sostenía del tallo se me estaba acalambrando de sostener mi peso, me moví con los pies y la cadera unos 15 cm para la izquierda mientras sentía como el tallo se empezaba a arrancar. Sabiendo que en cualquier momento se soltaba, preferí soltarme y que me agarrara prevenido a que se quebrara. Me solté y pude girarme hacia la izquierda y caí sobre el borde de una de las piscinas, la caída no fue de más de 1 metro, pero como contaba antes, las piscinas estaban mojadas y si patinabas la próxima escala era el agua y las piedras. Resbale un poco pero por suerte la piedra tenía una rajadura bastante grande de la cual me pude agarrar y ahí estaba seguro de nuevo.

Las manos me temblaban entre el miedo y la calentura conmigo mismo de haber hecho algo tan estúpido por solo querer ver la cascada mejor y bajar a las piscinas. Entonces miré para arriba y me empecé a dar cuenta de que no iba a tener forma de escalar de nuevo por ahí. La pared era prácticamente vertical, llena de musgo, sin nada de que agarrarse y con el agregado de que si te resbalabas subiendo podías terminar en el agua.
A todo esto la enana me dice: “Tirame la cámara!” O sea… su novio estuvo a punto de caer en las cataratas, quebrarse las patas, no veía forma de salir de donde estaba y ella me pidió la cámara?!?!?!?! Después en su defensa dijo que era para que yo no tuviera tantas cosas colgando y que me fuera más fácil escalar… pero es creer o reventar. Guardé los lentes, la cámara, todo en su estuche y estuve a punto de tirarlo pero había muchas ramas y era obvio que iba a pegar en alguna e iba a terminar todo en las aguas del río Ohura.
Empezamos a pensar cómo iba a hacer para salir de ahí pero no se me ocurría muchas más opciones que tirarme una cuerda por donde escalar. No quedaba mucha luz , unos 40 minutos aprox y la casa quedaba a unos 15 minutos de ahí. Entonces decidimos que ella iba a ir a buscar la cuerda que usamos para atar el sobre de dormir, pero que ni sabíamos dónde estaba.
Cuando ella se fue, empecé a pensar que tenía que buscar otra forma sino iba a agarrarme la noche ahí, íbamos a terminar pidiéndole al dueño de casa ayuda para que me sacara, iba a ser tremendo papelón, etc. Entonces vi que si bordeaba una de las piscinas del otro lado había una pared igual pero con arboles más grandes que colgaban y por los que podía trepar. Por suerte funcionó, caminé por el borde de la piscina y pude trepar por el otro lado.
Cuando estaba terminando de salir siento que la enana había vuelto y estaba mirando para abajo buscándome, “Amoooor!” “Santiagooo!” Incluso hizo el clásico gesto de la manito en la boca para direccionar el grito por las dudas de que yo estuviera ya nadando aguas abajo, pero con una tranquilidad indignante, que también después se justificó diciendo que estaba tranquila porque pensó que yo estaba ahí nomas solo que no la escuchaba. En un momento pensé en esperar unos minutos a ver si se desesperaba después de un rato de ver que yo no aparecía, pero yo estaba tan chocho de haber podido salir de ahí que no me aguanté y le contesté. Después me contó que se dio cuenta que el tiempo de luz natural no nos iba a dar para ir a buscar una cuerda que no sabíamos ni donde estaba y volvía con la idea de sacarnos la ropa para hacer una cuerda con eso para que yo escalara. La verdad si funcionaba hubiese sido una salida mucho mas de película y memorable de lo que fue pero por suerte no tuve que llegar a ese punto.
Obviamente hasta el día de hoy, cualquier  problema que surge decimos que nos falta una rama larga para solucionarlo e incluso hasta pensé volver al lugar al día siguiente para sacarle foto a la pared por la que me caí, pero quedó solo en eso por suerte, una anécdota más.
El resto de nuestros días ahí consistieron en cuatriciclo, ir hasta el río Whanganui a pasar la tarde, etc. Pero el último fin de semana quedamos completamente solos, los dueños de casa también se habían ido, nosotros queríamos recorrer algún lugar más antes de llegar a Hahei, nuestro próximo destino y la verdad no nos quedaba mucho más para hacer por ahí, así que en vez de quedarnos la semana entera hasta el domingo decidimos irnos el sábado.

Taupo y Rotorua

Entonces ese sábado 27 de febrero partimos rumbo a Taupo de mañana después de dejarle una nota totalmente falluta a la dueña de casa diciendo todo lo agradecidos que estábamos por haber podido disfrutar de su casa y su familia (todo por precavidos, no fuera cosa que después ella nos dejara un mal feedback en la página donde se aplica a los woofing y que más adelante nos resultara más difícil buscar por nuevos anfitriones).
Llegamos a Taupo sin mucha idea de donde dormir, si ahí, en Rotorua mas al norte, o en Tauranga, todavía más al norte, de qué manera dividir las 6 horas de viaje que nos quedaban. Empezamos a recorrer la ciudad. Por el medio de la isla norte hay una de las fallas entre placas tectónicas lo que hace que en todo el centro de la isla haya actividad geotermal. Es una zona bastante inestable pero que no tiene grandes erupciones ni volcanes en actividad, por lo menos por ahora. Recorrimos:
1)      La rambla de la ciudad- Está muy buena, es una onda tipo balneario con varios bolichones para comer bien prolijitos, con costa hacia un lago gigante de agua transparente. Igual, claramente comimos en las mesas de picnic de la rambla, unas hamburguesas que nos habíamos traído de la casa de mi amiga la veterana en Taumarunui (de donde también nos trajimos pan de sándwich, limones, 4 churrascos, etc. etc. Trabajamos 1 semana y nos llevamos comida como para 2). Porque para comer en uno de esos bolichitos tenes que desembolsar alrededor de 30 -40 dólares por persona.



2)      Craters of the moon- un lugar con craters de diferentes colores debido a los diferentes minerales en la tierra y altas temperaturas, piscinas de barro y demás.


3)      Aratiata Power Station- Una represa que se hizo en una parte del arroyo Aratiatia que es súper torrentoso, lo que le mató todos los rápidos que tenía el arroyo, pero que abre sus compuertas 2 o 3 veces al día (depende si es verano o invierno). Y que cuando abre las compuertas es un espectáculo bastante particular porque el arroyo se llena de golpe con agua súper torrentosa y obviamente de color transparente, azul como si viniera de una piscina, espectacular. Obviamente, como los kiwis son los reyes del turismo tenes 2 o 3 miradores a distintas alturas como para ver este fenómeno.






4)      Las Huka falls que es una cascada del mismo arroyo pero más arriba y el agua corre imponente.


Terminamos todo esto bastante temprano. Hay 2 parques mas de actividad geotermales, con tours, caminatas, lo que quieras, pero salían mucho más caro y la verdad no me quitaban el sueño. Además que la enana ya había ido a uno de ellos y para mi pagar 70 dólares ver 2 craters mas de otros colores no era de mi interés. Entonces empezamos a plantearnos el ir a Rotorua esa misma tarde ya que eran las 16 horas, pero por las dudas fuimos a visitar un camping gratuito que habíamos visto en una aplicación que nos bajamos acá que se llama “CamperMate” que te muestra todos los distintos campings que hay, cuales son gratuitos, baratos o pagos, la nota y recomendaciones de cada uno, etc. (muy buena).
Llegamos al camping Reids farm y estaba lleno de gente, pero tenía sus motivos, el lugar era espectacular. Era costero con el río Waikato y en esa zona te podías bañar tranquilamente. Además que tenía baños, cosa que normalmente no se ve en los campings gratuitos. Entonces decidimos quedarnos ahí. Buscamos algún lugar, paramos el auto, armamos la carpa para que no nos robaran el espacio y nos fuimos a pegar un baño al arroyo. Era un poco tarde ya y estaba fresco pero el agua era tan espectacular que lo merecía. 



Además se formaba una especie de remolino en el agua bastante grande que te mantenía en esa zona. Porque si nadabas más hacia el centro del arroyo la corriente era bastante fuerte y te llevaba “arroyo abajo”. Cenamos los churrascos que nos “regalo” mi amiga de Taumarunui bajo una llovizna que se largo en ese momento y después nos fuimos a dormir. Esa noche dormimos como si estuviéramos en una reposera en vez de una cama porque el único pedazo que encontramos más o menos decente para poner la carpa estaba en caída, así que no fue mi mejor noche de sueño pero igual dio para descansar.
Al día siguiente nos levantamos y fuimos por la revancha al arroyo ahora que estaba más lindo. Había un par de cuerdas que colgaban de un río sobre el arroyo para tirarse y estuvimos bobeando con eso como hora y media hasta que pensamos que se nos iba a hacer demasiado tarde para recorrer Rotorua como pretendíamos y llegar hasta Hahei esa misma noche así que después de un par de tiradas partimos.



En Rotorúa hay más de esos parques geotermales, pero con el mismo criterio del día anterior, recorrimos un poco la ciudad y fuimos a un parque gratuito en el centro de la ciudad que también tenía unas piscinas con unos colores bastante bizarros producto de las temperaturas y los minerales de la tierra. 



Visitamos un barrio Mauri bastante lindo y recorrimos los goverment gardens, donde comimos escuchando a dos ladrones que con música de fondo hacían como que tocaban la guitarra y cantaban bastante mal pero por lo menos servían de distracción durante el almuerzo. Eso y los Pukekos, unos pájaros azulnegrisos (si existe esa palabra) de patas largas y pico bastante colorado que son muy comunes por acá, que se me acercaban cuando vieron que estaba almorzando lo que había sobrado de los churrascos de la noche anterior y formaban parte del sándwich del almuerzo.




 Los goverment gardens están muy lindos también y dan hacia una bahía de agua color celeste medio lechoso también por los minerales que tiene de azufre si mal no recuerdo.



Después de recorrer eso partimos para Hahei ya que nos quedaban como 3 horas de viaje y no queríamos llegar más allá de las 7 de la noche. Claramente no llegamos para las 7, sino más sobre las 20.30. 

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